En estos momentos nos encontramos en Bogotá donde mañana participamos en un panel sobre “Operación eficiente en Data Centers”, dentro del evento organizado en la ciudad por Datacenter Dynamics, y nos gustaría hacer una breve reflexión sobre el término en cuestión. Durante los últimos tiempos, la eficiencia aplicada a un data center se está relacionando siempre con el uso de la energía, y dentro de este campo, habitualmente con el valor de PUE, y ambas apreciaciones sin dejar de ser ciertas, sí que conducen a una visión que puede deformar la realidad y llevarnos a terrenos donde el riesgo es un hecho. El término EFICIENCIA define la capacidad para lograr un fin determinado llevándolo a cabo con un uso racional de medios, es decir, con los recursos mínimos necesarios para conseguirlo. Por tanto, el primer concepto a determinar a la hora de hablar de eficiencia debería ser cuál es el objetivo a lograr. Un data center, en los tiempos que corren, se ha convertido en el corazón del negocio para el que opera, por lo que el objetivo del mismo está muy claro. Prestar el servicio para el que está construido y hacerlo con el alcance IT necesario, al tiempo que se encuentra disponible de forma ininterrumpida. Por tanto, e independientemente del número de operaciones por unidad de energía incidente (verdadera medida de la eficiencia en términos de energía) que se lleven a cabo en un centro de datos, la verdadera eficiencia sólo se podrá medir cuando se disponga de una visión a largo plazo que permita evaluar si el centro ha cumplido sus objetivos durante toda su vida útil. De ahí la importancia que están cobrando los trabajos de operación y mantenimiento, directísimamente relacionados con la disponibilidad del servicio. En resumen, que ya puedo tener el nivel más bajo de PUE posible, que si ello no está acompañado de medidas que garanticen la continuidad a corto, medio y largo plazo, mi centro no será en absoluto eficiente, sino todo lo contrario.
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